domingo, julio 12

Ushuaia Paraíso del sexo


shuaia, una de las ciudades más australes de Argentina, es el fin inevitable: más al sur no hay nada. Es una gran “zona roja” a la europea. Allí se han instalado burdeles donde trabajan mujeres hermosas y a los que acuden turistas que se entregan a la tentación

Viernes, 3 am. En Ushuaia, capital de Tierra del Fuego, extremo sur de Argentina, las calles están desiertas. Sobre la pintura acrílica del capó de los automóviles —importados, nuevos— se dibujan surcos de hielo. Unos pocos le hacen frente al frío: fuman cigarrillos y porros en la puerta de un burdel. El resto es la nada: faroles de luz naranja iluminan la calzada que baja hasta el canal Beagle, donde barcos de factoría y cruceros de ensueño flotan como fichas en el tablero de un juego de mesa. A cincuenta metros, la avenida principal, una arteria repleta de galerías comerciales que durante el día está poblada de turistas, aparece quieta como una fotografía.
Hay un perro que amenaza con morder y unos cuantos tipos abrigados hasta las orejas, haciendo fila frente al cabaret como quien se forma para comprar el pan.
El cabaret es una típica casa fueguina. El techo a dos aguas, la fachada revestida de chapa y madera, y un cartel enorme, estridente: una mujer de tetas preciosas y labios gordos. Se llama Red and White y adentro todo es más cálido: suenan los Fabulosos Cadillacs muy a tope, y unas cuantas chicas bonitas y carnosas se regodean en la cara de clientes que lo pagan todo, entre luces rojas y un olor espeso, mezcla de cigarros y sahumerios baratos.
Ushuaia es una gran zona roja a la europea en el sitio más impensado. Y este, el Red and White, uno de los 10 cabarets que se cuentan a lo largo y a lo ancho de la ciudad.
El frío de afuera es un recuerdo y el cabaret, ahora, arde. Una morocha llamada Nicole baila como Britney Spears cuando era Britney Spears y le saca 30 dólares a un hombre embelesado. Va hasta la barra —el tipo espera—, le da el dinero a la cajera, recibe un paquete de condones y vuelve a su presa. El hombre babea y ella se lo lleva con decisión, pasando frente a otros varones que la miran con gula, hasta una puerta que conduce a las camas.
Una penumbra violeta, la música que no para. Afuera, el puerto anhela latitudes lejanas.
En los folletos turísticos, Ushuaia aparece como la última tierra posible: un edén de montañas que pinchan el cielo y mueren en el mar, más allá de la Patagonia. Pero en ninguno de esos folletos siquiera se adivina la industria de la prostitución, un rubro pujante que en la última urbe del mundo reúne alrededor de 300 mujeres, provenientes de las provincias del norte de la Argentina, de países limítrofes, de centroamérica y de Europa. La mecánica es casi siempre la misma: los turistas bajan de los cruceros dispuestos a fotografiar el mito romántico de la última tierra y apuntan con sus cámaras los hitos que señalan que acá se termina todo: un cartel que indica la distancia que existe entre este punto y Alaska o un mapa esculpido en madera que imita un planisferio y dice “usted está aquí”. Después, descubren el sexo. Y como si se tratara de un bonus track inesperado, los recién llegados se entregan a la tentación de tanta puta.
Aquí, donde se acaba el mundo, hay mucho dinero que llega en bolsillos de viajeros de todo el planeta, y putas ambiciosas dispuestas a abrazar esos billetes: chicas bonitas que sueñan con irse a Cancún, que quieren ser vedettes o llegar a la televisión mientras calman la espera gastando lo que ganan en productos de free shop porque este sitio es, además, zona libre de impuestos, y los whiskys, los perfumes y los vicios son más baratos que en cualquier otro lugar.
La ciudad de Ushuaia, fundada a principios del siglo XX, ha crecido desordenadamente. Sólo el centro, sembrado de hoteles, respeta algún tipo de diagramación. El resto es un evidente amontonamiento de casas precarias —cuadradas, de material, revestidas con chapa, con madera—, como una favela plana.
Los burdeles están a la vista, cada uno con su estilo —uno imita a un palacete árabe, otro promete calor del trópico adornado con palmeras de plástico, otro más es una casa rosada de muñecas— en las arterias principales del pueblo, entre tiendas que venden souvenirs, cerca de edificios públicos como la Casa de Gobierno o el Palacio de Justicia. Aquí, el ejercicio de la prostitución no es marginal, no está en la periferia ni cobija lúmpenes. Cada prostíbulo cuenta con la habilitación de las autoridades competentes.
Las putas llegaron a mediados del siglo XX, cuando en Ushuaia sólo había estibadores, militares, peones de campo y aborígenes onas. Llegaron desde el norte argentino, las primeras, para saciar una forma del hambre —el deseo de los hombres— y se quedaron para siempre. Ahora los cabarets no tienen descanso, la clientela local se mantiene firme y la nómade se renueva semana tras semana.
—Mirá la paradoja —dice Carla Fulgenzi, periodista local, anfitriona amable e hiperkinética—, ese calificativo de “fin del mundo” te pone en el centro del mundo. Gracias a que vivo en Ushuaia le di la mano a Nelson Mandela y a Chávez y a Fidel, ¿me entendés? Porque acá todos quieren venir, todos quieren ver cómo es el fin del mundo. Y el fin del mundo es esto: una maravilla helada, con el Canal Beagle hermoso y las montañas al fondo y una tremenda cantidad de putas. Esto es como Las Vegas, donde se llenaron de carteles luminosos para no darse cuenta de que están en medio del desierto. Bueno, nosotros armamos este circo hermoso para sentir que no estamos tan lejos.
Y las chicas y los prostíbulos son importantísimos en ese plan.
GONZALO SÁNCHEZ
El Universal
Domingo 22 de julio de 2007

2 comentarios:

Federico dijo...

Hola, como estas.
Estuve viendo tu blog y si bien me parece que tenes notas de distinto interes publico, tenes un poco mezclados los conceptos que difundis.
Esta barbaro que seas un canal de difusion de cosas como Missing children y lo de Sofia, peor no tiene nada que ver con las fotos o notas de sexo que pones, porque estas contradiciendo tu campaña en contra de la trata de personas.
Espero que este comentario te sirva de algo para que puedas seguir haciendo lo que te gusta.
Saludos,

Gustavo dijo...

MUY BUENO AMIGO EL INFORME...LAS PUTAS SON LO MEJOR KE TIENE USHUAIA. ALGUNAS SON HERMOSAS MUJERES, YO CONOZCO A MUCHAS.

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