Limpiá bien las mollejas, sacándole restos de grasa y esa especie de tela mocosa que las cubre. Luego tenés dos caminos para hacer una precocción antes del dorado final. Ambos procesos conviene hacerlos una media hora antes de ponerlas a asar.
Elegí el que más te guste o convenga:
a) menos purista:
herví agua, poné unas gotas de limón y meté las mollejas durante cinco minutos a siete minutos. Cobrarán vida y se endurecerán un poco. Retiralas y dejarlas enfriar.
b) purista:
colocá diez minutos sobre las brasas hasta que logres un dorado rubio, luego giralas para repetir en la otra cara.
Tras esos veinte minutos retirarlas y dejarlas enfriar.
Asado final
Tras esa precocción y una vez enfriadas podrás manejar las mollejas con comodidad para cortarlas en rebanadas.
Cortalas en fetas de centímetro o centímetro y medio, con un cuchillo filoso.
Luego, a las brasas bien encendidas y las espolvoreas con sal fina.
Hay que dorarlas de uno y otro lado, sin quemarlas. Servirlas caliente.Podés llevarla a la mesa en varias modalidades.
a) sólo con sal fina.
b) con un poco de ajo y perejil picado (a muchos no les gusta porque le tapa el sabor)
c) con un poquito de ají molido (hay gente que le pone picante a todo).
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